Y llegó el día esperado. Lo estuvo esperando con ilusión.
“¿Vendreis a mi fiesta?”
Pueden parecer las palabras de un niño, pero son las de una persona muy especial, sensible, soñador, y buena persona.
Quería hacerle una tarta especial, pensé en sus gustos, en su forma de ser, hobbies,…todo lo que sabía de él. Pero me olvidé de un detalle: la falta de tiempo. Justamente tuve un caos de semana asi que tuve que modificar mi idea inicial (que no la diré por si lee esta entrada, asi tendre la excusa para otro año 😉 ).
Y por ese motivo le hice un regalito, una tarta de sí mismo.
¿A que es bonita?
Primero hice un bizcocho. Fue de chocolate y baileys (no pongo la receta pues la saqué de internet y no me acuerdo de donde).
Lamentablemente hice pocas fotos de como iba realizando la tarta ya que…no me acordé.
Unos días antes hice una medalla con fondant (sí, he recortado la foto…jijiji)
El bizcocho lo unté de crema de chocolate y fui rodeándolo de bolas de chocolate con leche y de chocolate blanco. En la foto podéis ver el detalle de las bolitas pequeñitas de chocolate para rodear la fotografía, de papel de azúcar, por supuesto.
Al añadir las velitas (no se ve el numero, pero da igual ya que es un jovencito…) también añadimos dos de las piruletas que os enseño más abajo.
Además de la tarta hice estas piruletas de Candy-melts. A que son chulis?
siento que la calidad de las fotos no sea buena, pero…os podéis hacer una idea de como hacerla. Y si no tenéis bolitas de galleta y chocolate… imaginación al poder!!!!! Y con imaginación y ganas…a dulcificar la vida!!!!
Por cierto, aquí teneis la foto del cumpleañero con la tarta, ¿a que su cara dice lo mucho que le gustó?